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Dos aventureros de Chasco recorrieron en bici los pasos más altos del planeta en la cordillera del Himalaya

Los chascomunenses Pablo Carosio y Eduardo Casinghino se mandaron otra locura en bicicleta, ahora recorriendo cerca de 900 kilómetros en la región más alta del planeta, la de Ladakh, en India, durante casi un mes.

Tras cumplir con el desafío de hacer el Abra del Acay en Salta, el paso carretero de los más altos de Sudamérica, los aventureros laguneros abandonaron nuevamente el llano para incursionar en el Himalaya.

Así fue como, tras meses de puesta a punto y miles de kilómetros de entrenamiento, los ciclistas de Chasco pudieron superar los pasos de Pololonka (4.970 metros), Taglanla (5.330), Changla (5.360) y Kardungla (5.500).

“Hace un año atrás, se nos ocurrió recorrer la cordillera del Himalaya en bici. Nos preparamos, con algún contratiempo importante y ayuda de mucha gente. Y, durante 20 días, vivimos una experiencia extrema e inolvidable que nunca más repetiremos”, comentó Eduardo en charla con EL SUPLENTE, mientras su compañero de daba cuenta que le quedaron menos kilos en su cuerpo que pelos en su cabeza.

“Junto a un grupo de seis italianos, de los cuales uno por ejemplo abandonó a los pocos días y otra tuvo que ser asistida con aire, rodamos y vivimos en la montaña, entre 3.600 y 5.500 metros de altura, acompañados por el guía Mariano Lorefice, el Messi de estas expediciones, y un grupo de sherpas. Disfrutamos y sufrimos a la par. Fue terrible. Quedará en nuestra memoria, porque nunca más haremos esto”, siguió Casinghino mientras Carosio disfrutaba pidiendo el desayuno.

“Fue muy duro el clima, que dentro de todo acompañó, porque pensamos que haría 10 grados bajo cero por momentos, pero sobre todo por los lugares donde pasamos, incluso siendo dinamitados y muy militarizados; por la precariedad en que viven, muy apegados a la religión; y por lo que tuvimos que comer en todo este tiempo, cuando además solo nos pudimos bañar cinco veces y en agua fría”, sumó Pablito que muy cerca de esta aventura sufrió accidente entrenando en bici y tuvo que ser operado.

“Subimos a cuatro picos, el último de lo más altos del planeta. Tardamos 8 horas para hacer 20kms; curva y contra curva, interminable. Incluso Eduardo terminó bajando sin frenos. Pero en el medio convivimos con mucha miseria; lugares donde la vida no vale nada, con muchos pueblos nómades, muy sumisos, que se van mudando de acuerdo al clima. Gente picando piedra en el medio de la nada. Y en ese ambiente, todo el tiempo pasando helicópteros militares, seguramente por la frontera con Pakistán y China”, continuó Carosio entre mordisco y mordisco, recuperado de las consecuencias de las picantes comidas del país asiático.

EL ORIGEN DE LA LOCURA
Al ser consultados sobre cómo se originó semejante locura, los aventureros recordaron que todo arrancó por una película. “Vi en Netflix ´El límite infinito’, documental producido por Juan José Campanella sobre la ascensión al Himalaya de Jean Maggi, cordobés y discapacitado. Se lo compartí a Eduardo y nos decidimos”, remarcó Pablo.

“Me contacté con Jean, que estaba en la NASA porque se quiere convertir en el primer parapléjico en viajar al espacio, y solamente me pasó el nombre de su entrenador, para finalmente poder dar con su guía en la travesía hecha película, Mariano Lorefice, platense que vive en Bolonia, Italia, y es el mejor para estas aventuras, las cuales comenzó tras dejar su puesto laboral en el Banco Provincia”, comentó Casinghino.

“Nos vimos en La Plata. Me encontré con un tipo humilde y reservado. Es uno de los pocos que subió el Aconcagua en bici y en este momento está volviendo a Italia desde India sobre dos ruedas. Está re loco”, enfatizó Eduardo, que también padeció la comida de la travesía y extrañó la carne argentina.

GRACIAS A MESSI
Justamente, otro sello distintivo nacional, el fútbol y su estrella, Lio Messi, abrió barreras en momentos complicados.

“Pudimos superar la falta de aire, de comida, de agua, de piernas y hasta de frenos en caminos limitados por el precipicio, pero para los controles extremos del lugar necesitamos ayuda y llegó de la mano de Messi”, rememoró Casinghino.

“Cruzamos entre 30 y 40 bases militares en los 900 kilómetros y en algunos puntos no nos querían dejar pasar. La cara y actitud de los vigilantes cambió radicalmente al nombrar Argentina y Messi. Nos ayudó mucho para poder continuar el recorrido”, añadió Carosio, agradeciendo karma de los mimos brindados a los habilidosos en sus años de rústico defensor de la Liga Chascomunense de Fútbol.

Y justamente, al momento de agradecer, los aventureros en bicicleta no se quisieron olvidar de todos los que posibilitaron cumplir con esta locura: “Enzo Compiano, Matías Betti, Jesús Dospital, Guillermo de Cillis, Juan Young, Ricardo Chambers, Sofia Iriarte, Martin Guimera, Diego Olascuaga y a nuestras familias por hacer el aguante”.